Para algunos falta autoridad y mano dura, para otros falta más amor y respeto; por esa razón quise escribir acerca de este tema y mostrar un poco, cómo se puede criar desde los límites y el respeto y cómo esto puede impactar positivamente a la sociedad.
Sin duda, las cosas han cambiado, pasamos de tener relaciones verticales basadas en el poder y el miedo, a tener relaciones horizontales basadas en el liderazgo, diálogo y respeto. Esto se ha dado en múltiples entornos, como el político y el laboral, pero también en la crianza.
Pero es en este entorno en donde encontramos múltiples cuestionamientos y afirmaciones que hacen más complejo el camino al cambio: “ Los niños de ahora no tienen límites, hacen lo que se les da la gana, a los papás les dio por la moda de no pegarles y no se dan cuenta que a todos les pegamos, a todos nos criaron mínimo con correa y véanos o véanse ahora: NO NOS PASÓ NADA. No se traumatizaron, son normales”….
¿No nos pasó nada?
Todos los días entendemos menos en qué mundo vivimos, vemos como no seguimos instrucciones de ningún tipo: desde pasarnos el semáforo en rojo, no usar el cinturón, hasta robar y matar.
Vemos como buscamos evadir la ley, ganarle al bobo para ser más vivo; no respetamos los turnos en una fila, buscamos evadir impuestos, los hombres maltratan a las mujeres, los profesores abusan de los alumnos, los ricos empobrecen al pobre y los pobres envidian y aborrecen al rico.
Vemos como somos de izquierda o derecha, (en realidad ese no es problema) pero no podemos respetar los puntos de vista del otro, no hay puntos intermedios, no los toleramos y por lo tanto los satanizamos. Somos hinchas de un equipo y deseamos el mal para el otro, hasta el punto, de amenazarlos e incluso de matarlos.
Definitivamente el bien particular siempre prima sobre el bien general, tiramos basuras al piso, destruimos nuestros recursos, nos burlamos de las debilidades del otro, vivimos a la defensiva, somos una sociedad prevenida….
¡CLARO QUE NOS PASÓ!  Y por eso necesitamos un cambio.
Lo que pasa y puede confundir, es que esos cambios no significan que se pierdan los límites o el rol de autoridad; significan que se buscan unas maneras diferentes de liderar, se cambia el autoritarismo, por la autoridad, el castigo por las consecuencias y el poder por el acompañamiento.
Sin embargo, algunos padres, en ese afán de dar a sus hijos lo que ellos no tuvieron, se han pasado al extremo de la permisividad y es ahí en donde se evidencian niños y niñas que toman las riendas, convirtiéndose en unos emperadores de la galaxia, como lo menciona el Neuro Pediatra Jorge Eslava, Expresidente de la Sociedad Latinoamericana de Neuropsicología (SLAN).
Nuestro reto entonces como padres y formadores en Disciplina Positiva, es lograr ese equilibrio entre los límites y el respeto; es buscar eliminar las tradiciones y creencias sobre el maltrato como medio de educación, sin dejar a un lado los límites y las normas y guiar desde el ejemplo, el diálogo y el enfoque en soluciones.
 
Nuestra misión es enseñarle a los niños habilidades interpersonales e intrapersonales como: Autodisciplina, autocontrol, autoevaluación, cooperación, comunicación asertiva; les enseñamos a ver los errores como oportunidades de aprendizaje, a  enfocarse en soluciones…
 
¡Si que nos falta aprender de todo esto a nosotros los adultos!!
 
Siempre se ha dicho que los niños son el futuro, pero en realidad, ese futuro depende de lo que hagamos los adultos HOY con nuestros hijos.
 
Piensa ¿cómo quisieras que fueran en la actualidad los adultos, los gobernantes, los líderes? ¿qué cualidades deberían tener? Y busca entonces con diferentes herramientas, enseñarles a los niños y niñas de AHORA, esas habilidades… Cuestiónate si a través de los golpes, gritos y amenazas; vas a forjar: respeto, comunicación asertiva, resolución de problemas, entre otros.
 
Ahí está el punto: el equilibrio entre los límites y el respeto.